Niñez

y luego, andando de tu mano
seguro de tu apoyo,
moviendo el chocolate que nunca me faltaba,
entrábamos en casa
y ni un solo instante de ti yo me apartaba
y jugabas conmigo,
y me contabas cuentos
y me explicabas cosas,
todas, que me gustaban,
de la luna, del sol, de las estrellas,
del porqué de las cosas
que no tienen por qué,
de la semilla y del árbol
de la hormiga y la abeja y de ....
hasta que, mi cabeza en tu pecho apoyaba
y me dormía en tus brazos
en el dulce abandono
de los niños felices
que tienen un papá...
cuán corta fue la dicha
porque te fuiste al cielo,
cuán larga fue la pena que todavía dura
te fuiste amor de mi infancia,
te fuiste y me dejaste
nunca me consolé, crecí sin ti
pero no pude olvidarte,
algún día, quien sabe
nos volvamos a encontrar,
y yo te pueda decir:
papá no te vayas más
dame la mano y vayamos los dos juntos
como allá en la tierra que ya dejamos,
y caminemos por las calles de Dios
donde las penas no existan
ni las lágrimas que hoy
me corren por las mejillas
y me mojan el corazón...